La vida ha sido y es en definitiva el objeto de nuestra reverencia.
En medio de grandes desconciertos, las verdades de la vida, la supervivencia,
la continuidad, el vinculo con el otro, el placer de donar, la satisfacción
de servir se experimentan desde el diseño.
Encadenados como las especies, como las moléculas, como las experiencias,
hoy nos mostramos más ricos que nunca, despojados de los superfluo,
en nuestra actitud de trabajo.
Trasnochados de proyectos y seguros de protagonizar un mañana mejor
nos preparamos para el cambio, sin poses, sin máscaras, si inútiles
corazas, mucho más proclives a ponernos en los zapatos del otro y
convencidos de que nadie se salva solo.
Los diseñadores argentinos, los que resistimos, los que se fueron
y los que volvieron para contarlo en esta muestra, dan testimonio
de que, en un buen contexto, el diseño produce un altísimo valor agregado.
Señores... cambiemos la estrategia. Exportemos Diseño, no diseñadores.
Apreciemos el trabajo de nuestro prójimo más cercano y entonces la
riqueza quedará entre nosotros.
La Dirección |

José San Martín

Gustavo Sierra 
Miriam Nuñez
Eugenia Quenard |